El trovador gaditano Javier Ruibal ha ido acumulando un cancionero que quita el sombrero. O la gorra, que la usa más. El cantautor y guitarrista lleva muchos años sacándole lustre a su creatividad. Su talento brilló ya en discos embrionarios, con títulos tan clarividentes como ‘Darse a vivir’ –”Vuela, / apura el poco tiempo que nos queda, procúrate unas alas y a volar”–. Durante su coherente trayectoria, sin concesiones a la comercialidad, ha visto a muchos colegas perderse “por el delirio obsceno del dinero y el éxito por el éxito”. Ruibal sobrevuela la vacuidad y anida su imaginación en las cuerdas de una guitarra que toca como muy pocos cantautores. Por eso, verle en la intimidad que propician los conciertos de CLUB Circuit es un lujo garantizado.

Darse a vivir. Y vivirse dando. Javier Ruibal lleva tanta vida conjugando el verbo dar, que por fortuna también le ha tocado recibir. Ha ganado la Medalla de Andalucía​ (2007) y el Premio Nacional de las Músicas Actuales​ (2017). Y en su último disco, ‘Paraísos Mejores’, comparte micrófono y complicidades con Juan Luís Guerra, Chico César, Glazz y Fetén Fetén.

Darse a vivir. Y curar cantando. Javier Ruibal siempre quiso curar. Es más, iba para médico. Y, recovecos del destino, se decantó por esta otra juglaresca vocación en Catalunya. Su poética, espiritual, mestiza y fronteriza, ha dejado huella en muchos compañeros de profesión que le consideran el maestro de los maestros.

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